Ford Thunderbird de 1956 – El lujo de la época

Inmersos en los años 50 apareció un deportivo de lujo americano con mucho carácter, el Ford Thunderbird. Se convirtió en una gran opción de compra debido a que durante esa década, Estados Unidos vivió una revolución cultural impulsada por el rápido desarollo industrial y el consecuente fenómeno del consumismo.

Ford Thunderbird 1956. La sombra del proyecto Corvette

Esta obra de arte no nació de la noche a la mañana. Tras una visita de los directivos de Ford Motor Company al Salón del Automóvil de París que se celebró en 1951, nació el Ford Thunderbird.

Después de haber dialogado lo suficiente llegaron a una conclusión. El objetivo debía ser el de fabricar un biplaza deportivo de lujo, aún teniendo en cuenta la sombra que producía el conocido Corvette que salió al mercado en 1953.

Me gustaría contaros de donde proviene el nombre del Ford Thunderbird. Cuenta la mitología que el Thunderbird (pájaro del trueno) gobernaba el cielo siendo el ayudante divino del hombre. Sus grandes alas batientes, invisibles para los mortales, originaban los vientos y los truenos, dando lugar a las tormentas del desierto que proporcionaban a los indígenas estadounidenses el agua para seguir viviendo en la sequedad en la que les había situado el destino en América del Norte.

Cierto es que el Ford Thunderbird fue el “culpable” de que el Corvette volviese a retomar sus ventas, teniendo de este modo una segunda oportunidad en el mercado, ya que en primera instancia el vette no cuajó lo suficiente. Tampoco se sabe a ciencia cierta el porque de esta reacción del mercado. Quizás sucediese por la economía del 53 o más bien por las formas simplonas respecto a las más angulares que ofrecía el Thunderbird.

La primera versión apareció en 1954 aunque fue declarada versión de 1955. Este ejemplar que fotografié es un Ford Thunderbird de 1956. Realmente es difícil diferenciarlo con el anterior, pero hay ciertas partes que lo delatan. Como por ejemplo, la insignia delantera. Unas banderas entrecruzadas para la versión del 55 respecto al logo Thunderbird para la del 56.

El kit continental (rueda trasera a la vista) fue un extra en los Thunderbirds de otros años, pero venía de serie en los de 1956. Personalmente le da un toque americano que agrada, pero, ¿que opináis vosotros?

No todos fueron biplaza, ya que en 1958 el Ford Thunderbird se convierte en un vehículo para cuatro personas. Indiferentemente, todas las versiones hasta mediados de los años 60 son de gran interés, destacando los modelos 1961-1963 por su estética aeroespacial, en aquel entonces muy de moda.

El diseño del vehículo en sí fue avanzado para la época. Si os fijáis, el estilo de aleta en la que la llanta queda escondida parcialmente nos recuerda al Citroen DS que apreció en el mercado en el mismo año que el Ford Thunderbird. ¿Un europeo americanizado o al revés? Un detalle aparentemente común para la época ya que hubieron varios modelos de distintas marcas que optaron por un diseño similar en cuanto a las aletas, como lo fue el Cadillac Fleetwood o el Olsdmobile Super 98.

Tanto los focos delanteros como las orejas que simulan los focos traseros (que podemos ver en la portada de este post) nos recuerdan exageradamente al Chevy Bel Air de 1955. Una mezcla de figuras geométricas que en perfecta armonía cumplían con las expectativas visuales del consumidor.

Detrás del gran volante, encontramos el velocímetro, tal vez nos resulte raro no ver nada más, pero en los años 50, no era habitual ver un sin fin de relojes adicionales de información, solo importaba la velocidad. Y en cuanto a la tapicería ya os podéis imaginar, nos recuerda a los asientos de las actuales hamburgueserías temáticas americanas de aquella época, unos años 50 que Travolta y compañía pusieron de moda con la película Grease.

Los Ford Thunderbird como el que veis en las fotografías incluían un techo extraíble de fibra de vidrio a modo de hardtop, totalmente necesario cuando querías utilizar toda la potencia que esta máquina entregaba y suponemos que sigue entregando, 198 cv en la versión automática y 193 en la versión manual, ambas potencias salidas del V8 Y-Block Mercury de 4,8 litros. No queremos pensar lo que tiene que ser alimentar a semejante motor.

Un Thunderbird seguirá siendo rápido, fiable, elegante y sólido. Sin lugar a duda, una pieza de colección.

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Written by Rodrigo Yufe

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